Sumas el tiempo que se paraliza cuando sientes que tocas las nubes con el corazón, el cielo que se refleja en sus ojos como si fuesen nubes después de una tormenta. Sumas cuando crees que siempre habrá una vía de escape para creer que no estas sola. Cuando sabes que perdiste el miedo a volar y correr el riesgo de que el viento choque y te estampes contra el suelo. Suman los gestos y restan las palabras. Suma el aprendizaje de no temerle al dolor. Suman los besos, los intentos fallidos y las sonrisas. Y a veces suman todas aquellas cosas que quisiste demostrar.
Resta el miedo a creer que nada vale la pena. Como la estrella que se volatizó entre el firmamento y jamás fue recordada. Duele la verdad. Duele la vida cuando sabes que a veces pesa el restar más que el sumar. Resta el silencio que lo perturba todo, que te desgarra por dentro lleno de esperanza.
De acallar todo lo que guardas por miedo al que pasará. Suma la locura de lanzarse al vacío cuando ya nada importa, porque no hay nada que perder. Resta el pensamiento de querer abandonarlo todo.
Restan las energías que impeden que creas que vales la pena. Restan las flechas que lanzas sin control. Restan las palabras que jamás se dijeron. Suma el aroma en tu pecho. Resta el saber que jamás lo intentará. Suman los momentos. Resta cuando huyó por no superar su miedos. Suma la angustia de saber que al fin se terminó.
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