Quédate con quien te promete amor eterno en silencio y te demuestra que te elige todos los días de tu vida. Con quien te espera y te apoya cuando sabe que lo necesitaste. Con quien da sin esperar nada a cambio... Con alguien que te dé la certeza de que ni en la peor de las ventiscas huirá, porque sabe que tu estás en el ojo del huracán y quiere salvarte de ello. Que sepa perdonar de corazón y no deje que todos los errores del pasado le atormenten, porque entonces demostró que jamás fue capaz de mirar sin odio, de perdonar a los suyos. Que se tome los errores como una enseñanza que todos cometemos y aprender de ellos en vez de intentar a toda costa demostrar algo que carece de valor. Que quiera todos los días ser una mejor persona y luchar por quemar los demonios que conoce en él. Que no tenga miedo de lanzarse al vacío y que no te convenza de que antes te tires tu. De alguien que no te prometa nubes de algodón que se vaporizán en tus pensaminetos y te hacen creer una falsa ilusión. Alguien que no tenga prisa de correr contigo, de crear tu confianza y saber que intentarlo no es rendirse en el primer tropiezo, porque así jamás conseguirá que nadie quiera quedarse a su lado. Nadie quiere quedarse en algo que no sabe cuando estallará, cuando se rompera esa estabilidad. Nadie quiso palabras vacías que solo son lo que quieres escuchar porque no puedes hablar sin antes estar seguro de lo que dices. ¿De que sirven las palabras si cada día tienen un valor diferente? ¿De que sirve el amor si tienes miedo al dolor? ¿De que sirve señalar los errores de otro, si tienes muchos errores propios que resolver?
Siempre fue un todo o nada sin crear un equilibrio haciendo que se tense el hilo hasta romperlo.
Quédate con quien perdio su orgullo por demostrarte su amor, con quien esta en las buenas y en las malas, y no se marcha de tu lado cuando todo se vuelva gris. Con quien luche a toda costa porque las cosas funcionen y no ponga escusas para justificar sus carencias. De quien no creyó que el caracter o personalidad de alguien impidió que las cosas no saliesen bien. Que hablar siempre estuvo en la mano de todos y hasta los más testarudos podemos llegar a alguna conclusión y aceptar, que no siempre se puede conseguir todo lo que se quiere y que en vez de darse golpes contra el muro intente fluir como el río, que esquiva los obstáculos y aprende a recorrer el camino adaptándose a él, no creando su propio surco. Alguien que no justifique sus errores en los tuyos, para así acarrear menos culpa y que te ponga el peso de todo en tí. ¿Quién quiso quedarse al lado de alguien que es capaz de prometerlo todo para luego saber que no puedes poner ni un voto de confianza, porque sabes que algún día, por cualquier motivo, huirá?
Quizás haya despedidas vacias, sin palabras, en las que lo demuestres todo y no sirva de nada. Porque alomejor nunca sirvió, porque lo intente todo y no conseguí nada, y lo mejor que pudiste hacer es soltar, dejarlo ir, porque aún queriendo conservar todo lo bueno, sabes que aquel demonio volverá... Y que las palabras de convicción solo fueron una forma de conseguir lo que quería para luego abandonarlo todo. Y ya no duelen las heridas, ya no duele la verdad de aceptar que fuiste un cobarde con palabras de cartón.
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