A tí.

A tí que has construido tanto después de tantas guerras internas, a tí que eres imposible de domar, caballo salvaje que no quiere regresar. ¿Por que sigues poniéndole nombre a la libertad? si eres capaz de saltar cualquier valla sin miedo a rehusar. Tu que te guías por las señales de esta vida, esas que te guiaron hacia donde ahora estás, libre de cazadores y alimañas ¿Por que sigues omitiendo tu instinto si él fue quien te sacó de ahí? ¿Por qué sigues corriendo en círculos pudiendo huir lejos de aquí?

Tu bonito corazón conoce el odio que todo lo destruyó y ahora solo quieres dar lo que eres, que ya no seguirás este río de sangre que mato su sed pero no la tuya, que tu eres de agua salada y formas parte de algo mucho más profundo, algo que no transcurre ni del odio ni del rencor y que ahora sabes reconocer. No tengas miedo a chocar contra el suelo ni de volver a empezar de cero. Como el ave fénix resurge de todo aquello que te destruyó.

Mi pequeño templo

Construí mi jardín para alegrarme todos los días y estar orgullosa de él, poco a poco todo floreció y dejé de buscar fuera lo que ya estaba aquí. Cuidé, valoré y dediqué tanto tiempo a cada una de las rosas de este sitio que se convirtió en mi templo más profundo. Con el tiempo lo vallé y construí un refugio seguro de alimañas que solo querían destruir todo lo que con amor cultivé. Hasta hoy sigue en pie ese pequeño espacio que ahora llevo en mi corazón. Le enseñé a varios curiosos algunos trucos de mantener vivo este bonito jardín, intentando enseñarle la magia que había en él, pero solo querían apropiarse de las flores que vieron y robarlas para su propio beneficio.

Seguí remodelando y agrandando este lugar día tras día sabiendo que no dejaría entrar en él a nadie que no apreciase cada rincón de este sitio, hasta en la más dura estación. Pues comprendí que pocos son dignos de  apreciar más allá de la belleza... Más allá de lo que todos pueden ver.

Jamás intenté dejar entrar aquí a los que solo pudieron ver la parte superficial de todo esto, quien no supo apreciar todo el trabajo que costó plantar cada una de las semillas que ahora lucen mejor que ayer.

Un día mientras recolectaba semillas fuera, me topé con alguien especial. Alguien con quien tropecé por causalidad. Como un destello que te distrae del camino... Una mirada sincera y una sonrisa certera, de esas que no puedes olvidar con facilidad. Vi luz en él, como si supiera de lo que hablaba cuando le contaba todo el esfuerzo que le dediqué a este pequeño templo. Sin darme cuenta ya estaba en mi jardín contemplando con detenimiento cada una de mis creaciones, cada detalle minúsculo que pensé que solo era capaz de apreciar yo, la creadora de todo aquello... Pero sin decirle ningún secreto descubrió cosas que hasta yo misma ni veía. Plantó conmigo semillas que el mismo trajo de su jardín, pues quería seguir alimentando este sitio para que siguiese floreciendo cada primavera. Ahora ya no solo puedo encontrar la paz en este sitio si no que también puedo tener la certeza de que alguien que de verdad sabe apreciar el esfuerzo que conlleva mantener todo esto viene a visitarlo para ver toda la belleza de los detalles que tiene este lugar.

A veces me gusta creer que el tiempo que inviertes en aquellas cosas que te dan luz hace que atraigas todo lo bueno que algún día soñastes. Y cuando de verdad llega aprendes a apreciarlo porque conoces su ausencia.

Solo

 Palabras vacías y momentos fugaces... Sentimientos reales en un ambiente desastre, sin barreras ni filtros tu destruiste en segundos lo que construí yo en años. Quizás por el anhelo de crear por fin algo real, algo que me hiciese sentirme diferente. Puta rutina y su monotonía...¿Porque se evapora todo lo que quiero? ¿por qué pongo energía solo en cosas que me la quitan? si nunca volveré a recuperarla. Maldita idiota creyendo que las historias se contruyen a base de ilusiones incumplidas, de idealizaciones rotas por personas que jamás demostrarán que son unos cobardes mintiendose a sí mismos para no afrontar su realidad. Que cobarde decir cosas sin demostrar, querer algo sin luchar, creer que lo único válido es lo que tu sientes sin importarte que provoques en el otro.

A veces desearía estar loco para sentir que nada tiene sentido y reír cuando quieres llorar y soñar cuando solo quieres poseer. 

Que bonito vivir sin miedo a la caída pero como duele saber que pronto te estamparás contra el suelo, de flotar sin frenos y saber que pronto todo acabará. Saber la respuesta y solo querer mentirte a tí mismo de que nada es real, tan solo un espejismo de todo lo que anhelamos, de todo cuanto quisimos, el resto da igual.

Somos todo aquello que nos hacen sentir, todo aquello dormido en tí por culpa de aparentar.

¿Qué somos si solo evitamos sentir para evitar? La verdad duele demasiado para vivir todo el tiempo ahí, prefiero los castillos de papel y la brisa del ayer.

Soñar despierto con una vida que jamás ocurrirá, de lenguajes enteros que se resumen en cicatrices en mi piel. De tener miedo a confiar porque la vida te lo quitará igual.

Cobardes

Admiro a aquel que no tiene miedo a vivir, que vive el presente sin pensar en el mañana, sin pensar las consecuencias, los que se lanzan al vacío y te incitan a seguirles detrás para no perderte nada.

Aquellos que te cogen de la mano y te empujan a volar. Quien hace locuras aún en la más fría tormenta e irradia luz sin apenas esfuerzo. Esos que son faro en esta oscuridad. Sin importar cuanto tiempo lo espera. Los amantes de un mundo trágico pero que siguen descubriendo la magia que hay dentro de cada uno. Los que sonrién sin miedo, sin fingir y los que no necesitan máscaras para ser.

Porque veo grandeza en su mirada con un corazón que sana a cada instante de vida. Como si estuviese agarrándose a ella y fuese algo valioso a pesar de sus heridas. Quienes han venido a vivir y no a morir porque igualmente algún día lo haremos. Quienes buscan la magia de cada instante y es capaz de ver sin la venda del odio, sin escudos ni excusas para seguir estancado en el mismo rincón. Admiro su poder de superación y su ímpetu por vivir cada instante. Abrazando los sentimientos y afrontando la realidad con una sonrisa en la cara como si no le tuviera miedo al fracaso o jamás le hubieran roto el corazón.

Brillar con el alma requiere desprenderse de tu zona de confort. Y no todos son capaces de salir de su jaula.

Lanzarse al vacío

Siento que estoy al borde del precipicio pensando cual es la mejor opción para evitar estamparme contra el suelo. No se trata de nadie más, tan solo de mi misma. De dar el paso y conseguir sentir la inmensidad del universo a mi alrededor conseguir salir de mi jaula, la cual es mi hogar y mi condena.

A veces sueño con que se siente al volar en la inmensidad del cielo sintiendome imparable, indomable, salvaje y surcando mi propio destino. Cuál águila libre.

Ya no hay forma de mirar atrás, de anhelar el pasado porque es hora de mirar al presente y saber que puedo construir un futuro mejor que el ayer. Sin pensar las consecuencias, sin pensar en mi hogar porque hay que arriesgar para poder avanzar.

La vida te guía y te hace entender que es lo que necesitas en cada punto de ella. Como si en forma de señales te hablase y te hiciese mirar dentro de tí todo aquello que aún debes descubrir.

Ahora estoy un paso más cerca de ser quien quiero ser, de valorarme y aceptarme porque ya no soy aquella niña que estaba perdida y sin brújula. Ahora sé a donde debo ir y como estar más cerca de lo que un día quise ser. Se acabó rechazar todas aquellas cosas en mí que me hicieron ser yo, que me hicieron entender todo este camino que seguí por instinto. De juzgarme y culparme por mis errores que me hicieron ser la persona que hoy soy.

Y aunque es un viaje que debo hacer yo sola debo recordar que mi hogar siempre será todas aquellas personas que a pesar de mis defectos supieron que era capaz de alzar el vuelo.