
Surcando los cielos, sabiendo el camino a casa pero con rumbo a la libertad. Vuela libre allá donde estes, abre las alas y abrazame. Déjame volar lejos de mi hogar, fuiste feliz cuando alcé el vuelo lejos de aquí. El frío dejó rasguños en mi paz, quisiste que me llamase libertad, aún sabiendo que algún día, alguien querría enjaular mi corazón. Tu siempre fuiste el viento que me ayudó a planear lejos del amor, lejos del rencor... Jamás conocí alguien con tanta luz aún metido en esa oscuridad, fuiste la calma en aquella espesa y gélida caja de cristal. El camino se volvió gris y se difurcó en mil posibilidades que jamás ocurrirán. Amaste la salvaje espiga del jardín, sin control, y creció la más hermosa rosa de aquel rincón. Ámalo libre, tal y como es, cada espiga penetra en mi pecho como un detalle minúsculo que jamás apreciarás, pero que lo hace más especial. Quizás el secreto siempre fue la locura del descontrol, de volar sin frenos, de vivir sin miedo a que el viento choque contra el suelo, porque el cielo jamás te perteneció. Mira al horizonte sin buscar una solución, porque perderse en el viaje siempre fue mi obsesión. Soy mujer de alas libres que algún día dejaron de volar posada en alguna trampa de cartón, déjame libre, que ni el más astuto cazador podrá engañar a este viejo corazón. Aprecio la luz de aquellas personas que luchan contra sus demonios a pesar de vivir en la más dura prisión. Aprende a planear cometiendo el error. Descansa en paz y ama la libertad.
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