Páginas

11.8.21

Adios.

 Pude ver en tu mirada como pedías auxilio a gritos, como buscabas desesperadamente una mirada que se cruzase contigo en algún punto. Como si lo estuvieras esperando desde hace mucho, y yo insensata dejándome llevar por la magia de tu luz. Quizás el único rayo que vería otra vez, fue tan breve pero tan intenso el resplandor que me quede cegada después de acostumbrarme a tanta oscuridad. Lástima que el día se convierta en noche y acabase confundiéndome tu oscuridad.


Cobarde eres cuando huyes de ti, escondes tu luz y desapareces de aquí. Entornando la puerta para evitar hacer ruido para que no sepa que hace tiempo que ya te has ido, mi cajita sigue llena de momentos míos, momentos que me generan luz propia sin ninguna fuente externa, yo solo te mostré la luz que guardabas para tí y que olvidaste por cubrirla con barreras. Yo sigo aquí disfrutando de la vida y sus detalles, enfocándome en lo que proyecta en mi luz, lejos de tus obstáculos. Rehuir nunca fue una buena forma de aprendizaje, tenemos miedo a tropezar porque nos hace daño pero olvidamos que el dolor nos hace fuertes antes cualquier adversidad, no temo sentir, no temo a la oscuridad que yace dentro de esta humanidad, pues soy luz propia que me guía hasta el camino más oscuro sin tener miedo en el camino.

No hay comentarios: