El mundo cada vez es más caótico, mientras nosotros seguimos mirándonos el ombligo, pensando que nada es lo suficientemente bueno para nosotros. Vivimos soñando con ideas efímeras que nos inculcaron en nuestra cabeza, idealizando una vida que jamás será. Inconformistas de los sueños, ni el más deseado de ellos te hará feliz. Son solo una ilusión, una amena intención de querer cambiar tu rutina en algo que siempre vistes como la panacea.
Tratamos de sobrevivir a este caos de información, la aglomeración nos asfixia y este mundo ultra-conectado, masificado e industrializado nos está quitando liberta, nos desarraigan de nuestras raíces sintiéndonos perdidos, vacíos y sin rumbo al que ir. Somos nómadas intentando huir del camino predestinado, el que eligieron para nosotros para pertenecer a un todo que se olvida del individualismo. De tus logros, tus metas, tus sueños y tus ilusiones. Nos imponen e implantan ideas absurdas, construyendo una realidad inexistente.
Cada vez somos más los que nos sentimos solos en un mundo con tantísimas personas. Demasiados peces y pocos de buena calidad. Ya escasea el saciarnos con los resquicios de una fachada sin interés alguno. Somos muebles sin sentido, acaso quieren hacernos insensibles? No les basta con desaraigarnos de todo cuanto realmente somos? Dónde está ese instinto, nuestra vocecilla interna que nos guía y nos ayuda a encontrarnos?
¿Dónde está ese fuego en los corazones rotos que no temen vivir sin miedo?
Desconecta de todo lo que te dijeron que fueras, tu tienes la elección de ser quien quieras ser.
No dejes que otros decidan por ti, quien tienes que ser.
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